En algunos casos el sarcoma puede llevar a la amputación o extirpación de un miembro como consecuencia de la enfermedad, ello conlleva un proceso de adaptación que implica por un lado un duelo anticipatorio asociado al diagnóstico de la enfermedad y al riesgo de vida, y un duelo posterior al evento que lleva su tiempo.
Explicar el proceso de un duelo es complejo pero comprender que tiene etapas, ayuda a saber que implica tiempo y requiere ayuda.
Es común la incidencia de trastornos del estado de ánimo, dificultades en relación al miembro fantasma y la falta de adherencia terapéutica lo que afectará la mejoría del paciente.
Será importante la ayuda profesional para trabajar la solución de problemas relacionados con la amputación, las estrategias de afrontamiento dirigidos a la emoción, en especial la autoindulgencia para fortalecer el bienestar personal y el ajuste a la enfermedad; así como la adaptación y la reducción de la ansiedad e incremento de la adherencia terapéutica.
Un elemento que ayuda muchísimo en la recuperación de un paciente amputado es el vínculo con uno o mas pacientes amputados; la participación en un equipo deportivo junto a otros pares favorece la naturalización y readaptación a la nueva condición.