La consciencia representa la experiencia subjetiva tanto de estímulos sensoriales percibidos como de eventos internos, y son la memoria y el lenguaje los que favorecen la intersubjetividad de poder pensar en forma consciente.
El dolor por su parte es una expresión de una incomodidad corporal que sostenida en el cuerpo termina causando pérdida de la movilidad, de la fuerza muscular y la tolerancia al esfuerzo.
La consciencia del dolor genera un incremento de la sensibilidad en la zona dolorosa, reduce la movilidad voluntaria para proteger la zona dolorosa, ello genera un Círculo Vicioso que degenera en la interrupción de una función muscular que a su vez incrementa el dolor.
Para romper el círculo será necesario buscar ayuda en el equipo multidisciplinario, en el médico tratante, fisiatra, fisioterapeuta, psicólogo; este último le ayudará en el manejo de técnicas de distracción cognitiva, relajación y visualización para lograr controlar la experiencia subjetiva elaborada a partir de la percepción de la limitación que el dolor genera.
Todo dolor tiene un componente físico y uno psicológico, este último puede ser controlado en gran medida por el paciente si trabaja en las técnicas adecuadas para ello; pudiendo lograr alivio y un control parcial de su situación.