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El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más común en mujeres en todo el mundo (OMS 2020). Casi el 90% de las muertes por esta causa ocurren en países de bajos y medianos ingresos. Por lo que la detección del cáncer de cuello uterino sigue siendo una preocupación importante para la salud y la economía global.

El VPH se ha implicado en el 99% de los casos de cáncer de células escamosas de cuello uterino, este vínculo se ha establecido bien. La magnitud de la asociación entre el VPH y el carcinoma de células escamosas de cuello uterino es mayor que la de la asociación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón. Años de estudios han confirmado que la infección cervical por tipos de VPH de «alto riesgo» es un evento precursor del cáncer de cuello uterino.

La historia natural de este cáncer suele considerarse como un proceso continuo de enfermedad que progresa gradualmente desde una neoplasia intraepitelial cervical leve (NIC1) hasta grados más graves de neoplasia y lesiones microinvasoras (NIC2 o NIC3) y finalmente a una enfermedad invasiva.

Hay alrededor de 100 tipos de VPH que afectan diferentes partes del cuerpo y se han identificado aproximadamente 30 tipos que se transmiten a través del contacto sexual e infectan principalmente el cuello uterino, la vagina, la vulva, el pene y el ano. De estos, alrededor de 14 tipos se consideran de «alto riesgo» de provocar lesiones precancerosas y cáncer de cuello uterino, los tipos 16 y 18 causan un 70% de los casos y los tipos 31, 33, 45, 52 y 58 son los siguientes más comúnmente asociados.

El método principal para la detección del VPH sigue siendo la prueba de Papanicolaou. Recientemente se han desarrollado métodos como la citología basada en fluidos (citología líquida) que mejoran la capacidad de detectar lesiones en etapas más tempranas en frotis de Papanicolaou y ayudan a reducir el número de resultados falsos negativos. Así mismo se han desarrollado pruebas para detectar el ADN del VPH con alta sensibilidad y especificidad, estas pruebas buscan la infección con los tipos de VPH de alto riesgo que son más propensos a evolucionar a cáncer de cuello uterino. La prueba del VPH se puede usar por sí sola (prueba primaria de VPH) o al mismo tiempo que la prueba de Papanicolaou (prueba conjunta).

Las vacunas que protegen contra el VPH son recomendadas por la OMS y han sido aprobadas para su uso en muchos países, estas son seguras y eficaces para prevenir las infecciones por VPH. La vacuna Gardasil 9 brinda a las personas completamente vacunadas protección contra nueve tipos de VPH, que incluyen: tipos 16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58 (de alto riesgo) y tipos 6 y 11, que causan el 90% de las verrugas genitales.

El control integral del cáncer de cuello uterino incluye:

  • La prevención primaria (vacunación contra el VPH)
  • La prevención secundaria (detección y tratamiento de lesiones precancerosas)
  • La prevención terciaria (diagnóstico y tratamiento del cáncer de cuello uterino invasivo).